sábado, 14 de mayo de 2011

TEORÍA DE LAS CONCEPCIONES DE LA DEMOCRACIA. Versión Marisol Hernández.


TEORÍA DE LAS CONCEPCIONES DE LA DEMOCRACIA. Versión Marisol Hernández.

La  investigación realizada  con tres informantes (entrevistados) sintetiza la democracia bajo la concepción liberal con enfoque social. En este contexto, luego de examinar las fuentes de información consideradas se establece una categoría central denominada la democracia, haciendo la descripción, la organización conceptual,  y teoría considerando las diferentes concepciones que guían el referido proceso y cada sistema de creencia y sus implicaciones.
            Este modelo, referencial pretende tener carácter de construcción teórica a través de análisis conceptual, crítico, expresada mediante teorías plurales, alternativas que manifiestan orientaciones e ideas, vistas como el resultado de  intereses de clase. Se considera los problemas político-sociales de su tiempo vinculando cada tiempo a través de descripciones, predicciones con respecto a  las teorías de conocimiento sobre la democracia como sistema político.    
La conexión de los elementos en función de las concepciones  es representada como niveles de participación, en un ámbito social, ético, económico. Estas concepciones son las teorías modernas de la democracia: del elitismo competitivo, del pluralismo, corporativas y participativa.
A fines del siglo XX, hay un incremento de las comunidades políticas que implantan la democracia. Actualmente, el mundo se caracteriza porque tiene un principio dominante de legitimidad política, la democracia. Fukuyama (1992), opinaba que la victoria de la democracia liberal de Occidente se produce en el dominio de las ideas, aunque aún sea incompleto en el mundo real. En la práctica  hay desafíos por solucionar, y un cambio de las condiciones que impactan en la consolidación de las democracias  podría provocar retrocesos hacia el autoritarismo.
Desde su concepción griega, clásica, como sistema de gobierno del pueblo, la idea de democracia ha conocido diversas modificaciones. Las distintas visiones ideológicas y propuestas de teorías han generado conceptos diferentes, descriptivos; que han llevado a una confusión el debate de la democracia. 
 Al respecto, Sartori (1988) sugiere que por democracia, sea vista como la democracia política, o, el sistema político global, precisando la condición indispensable del procedimiento o método político democrático, o sea, de las reglas de juego.  Por lo tanto, no resulta fácil definir la democracia. Se puede  usar el término de democracia representativa cuando los ciudadanos eligen a personas para que los represente en el proceso político y, distribuya recursos de la comunidad.
        Se afina más el concepto, de democracia, especificando que las elecciones para elegir a los representantes (o élites) tienen que realizarse por sufragio universal. Además se agrega que el electorado debe poder elegir libremente entre candidaturas alternativas reales, y al menos debe haber dos partidos políticos en competición. Por último, los elegidos para ocupar un cargo público, o los representantes, lo serán por un periodo determinado de tiempo, previamente establecido. A los componentes electorales se podría agregar, tanto para los ciudadanos como para los medios de comunicación, la libertad de expresión, de reunión y de oposición política.
Estos serían los elementos principales de la democracia liberal. La contribución de Dahl (1992) propone que el pueblo se limita a elegir entre élites competitivas para que lo gobierne. Se infiere, por lo tanto, un rasgo de la democracia venezolana, señalando el  procedimiento de selección de las autoridades políticas. Es decir, que los representantes elegidos por el pueblo, gobiernan, toman decisiones políticas consideradas idóneas para acatar la orientación fijada por el electorado.
          Además, teniendo en cuenta las implicaciones por la agenda  del sistema político, se puede definir la democracia como la forma de gobierno que manifiesta los deseos de la mayoría en la toma de decisiones políticas. Evidentemente, que los principios democráticos exigen que prevalezca la opinión de la mayoría, sin embargo,  la minoría no debe ser  excluida, por que goza de derechos. La oposición, derrotada en las elecciones, debe esperar la siguiente convocatoria electoral sin impedir, durante el intervalo, que la mayoría y el gobierno realicen su función.
            En síntesis, los elegidos al poder y los electores deben respetar las reglas del juego, o instituciones democráticas como las denomina  North (2001). En este sentido,  la democracia podría definirse como la forma de gobierno en la que las reglas del juego  permiten solucionar los conflictos que surgen  en la sociedad sin violencia. Es decir, que depende de los electores, de la mayoría, cuáles sean las metas de la democracia venezolana. La competencia  entre los partidos políticos (las elecciones) son procedimientos o mecanismos para elegir a los gobernantes, pero no determinan los objetivos que se fijan las élites mediante las políticas públicas.
         Una definición de democracia, en sentido amplio, tendría que agregar algo más que los derechos políticos de elegir y ser elegido, los derechos sociales. Desde el derecho al trabajo, a la vivienda, a pensiones de vejez, indemnizaciones por paro forzoso, seguro de enfermedad, hasta el derecho a un salario mínimo.          Finalmente, el interés actual parece enfocarse, en la crisis de la gobernabilidad, por sobrecarga del Estado, por la inadaptación de los gobiernos a los cambios sociales, y en la deslegitimación relativa y los nuevos factores que posibilitan la democracia.
El aspecto esencial es que la teoría política de la democracia como modelo de gobierno parece inconclusa, sin embargo, no se admiten las teorías del totalitarismo y,  se coincide con Cotarelo (1990),  cuando opina no es pensable revolución alguna que no se oriente hacia la democracia.
               A continuación, se explican las teorías modernas de la democracia a partir de la democracia como sistema de gobierno, explicada a través de la democracia griega, en la cual la idea de democracia implica el abandono de la idea del gobierno de la ciudad-estado, la polis, por los sabios y los mejores; en la concepción griega clásica, la democracia constituía el reino de la opinión y, por ello, todos los ciudadanos podían participar en la configuración de las decisiones políticas, mediante democracia directa, los ciudadanos convocados en la Asamblea, gobernada por el Consejo, podían participar en deliberaciones  sobre el gobierno de la ciudad-estado, dada la inexistencia de los partidos políticos y de la burocracia.
          Esta experiencia democrática de Atenas duró doscientos años, es una convivencia política basada en la igualdad de participación, la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades. Por lo tanto, esta concepción de la ciudadanía, contenida en la Oración Fúnebre de Pericles, sirve como modelo de referencia o como ideal en los siglos posteriores para la construcción de las modernas sociedades civiles del mundo occidental.  En la democracia liberal, durante el siglo XVIII y principio del siglo XIX, las ideas democráticas, de los regímenes políticos del mundo angloamericano, fueron producto del liberalismo, parten de un interés centrado en el gobierno constitucional y la protección de los derechos individuales reconocidos y de garantías legales contra la arbitrariedad de los gobernantes.
         La concepción de la democracia liberal y representativa, basada en la protección de las libertades, se inicia en el siglo XVIII después de la formación de los grandes Estados nacionales centralizados bajo las monarquías absolutas en el siglo XVI. Las revoluciones americana  y francesa introducen una concepción, radicalmente, diferente del republicanismo clásico, del sistema político romano, con su sistema de frenos mutuos, de la idea de constitución mixta defendida por el historiador greco-romano Polibio, Plutarco, Cicerón, y Tito Livio, y retomada posteriormente por Montesquieu.
         En el primer esfuerzo de  clasificación de los regímenes políticos de Aristóteles (384-322 a. de C), la democracia y la aristocracia son dos tipos diferenciados de régimen político, mientras que para Montesquieu son dos modalidades de un mismo tipo de gobierno llamado republicano, en el que la autoridad se ejerce de acuerdo con las leyes, está basado en la igualdad, en la virtud y en la participación general en el poder soberano.
 Por lo tanto, se comprende, que el principio de la participación ciudadana política directa en los asuntos de gobierno, tal como la habían concebido los clásicos, fue sustituido, con la formación de los Estados nacionales, por el principio de representación.
A continuación se sintetizan las revoluciones liberales.
         Las revoluciones inglesas del siglo XVII aseguraron la victoria del parlamento sobre el monarca, instaurando una monarquía parlamentaria a partir de 1688. Inglaterra, cuna de la democracia liberal, desafía la concepción clásica de la democracia, como el gobierno limitado basado en la soberanía popular.
           La revolución americana, en 1776, en la Declaración de Independencia contribuyeron los principios políticos  elaborados por el pensamiento europeo occidental: la igualdad de todos los hombres, sus inherentes e inalienables derechos y el derecho de los pueblos de instituir su propio gobierno, desarrollando una nueva idea de representación, importante para la democracia, la obediencia legitima a un gobierno al que los ciudadanos (excluidos inicialmente las mujeres, los negros y los que no tenían propiedades o no pagaban impuestos) hubieran dado el consentimiento.
 En vez de una monarquía parlamentaria, como la de Inglaterra, el modelo representativo se impuso en los Estados Unidos con la creación de una república presidencialista federal como tipo de régimen.
           Finalmente, la Revolución francesa, en 1789, tuvo enorme impacto en Europa y en Venezuela porque los principios de la igualdad y la libertad de los hombres fueron formulados no para un pueblo en particular, como había sido el caso de Inglaterra, sino en términos de validez universal. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano adoptada por la Asamblea Nacional el 26 de agosto de 1789, reconoce el principio de la soberanía nacional y de la ley como expresión de la voluntad general (personalmente o por medio de sus representantes), el principio de la separación de poderes y la Constitución tenía como propósito frenar el poder y asegurar los derechos del individuo.
             Sin embargo, el reconocimiento de estos principios no garantizó el desarrollo de la democracia en Francia. No fue hasta  las revoluciones de 1830 1848 cuando se instaura el Estado Constitucional, después de turbulentos debates políticos y teóricos de varios intentos constitucionales inestables.
Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Venezuela instauran formas de democracia representativa, con una participación ciudadana limitada en los orígenes, por caminos históricos diferentes y partiendo de condiciones distintas.
          Se comprende que la mayoría de los teóricos de las grandes revoluciones liberales no fueron defensores de la democracia por cuanto el temor a las multitudes, a la democracia pura o democracia numerosa está presente en sus escritos.
Se resalta, mientras que la democracia de tipo francés nace de una ruptura revolucionaria, la democracia angloamericana es el resultado de un proceso continuo de reformas a lo largo de los últimos siglos.
          En resumen, en las democracias modernas no se produce la identidad entre los que gobiernan y son gobernados por que la gran dimensión de los Estados nacionales convirtió en inaplicable el tipo de democracia directa tal y como se había aplicado en la Grecia clásica.
 Dos tradiciones opuestas surgen  tras los procesos revolucionarios durante el siglo XVIII: el modelo de democracia representativa, cuyas fuentes principales son las aportaciones de Locke hasta Mill, los padres fundadores de la Constitución americana (el federalista Madison), y el modelo de democracia directa inspirado en Rousseau cuya aportación radical fue el concepto de voluntad general (el pueblo es el único soberano legítimo de una comunidad).
           El modelo que se impuso fue el representativo, es decir, el modelo de representación política,  por esta razón se desarrollaron varias teorías de la representación y por ello, las democracias actuales, y en el caso concreto de Venezuela, las democracias son esencialmente representativas. La reflexión política de varios autores (Hobbes, Locke, Montesquieu) desde el siglo XVII hasta el XIX permite comprender cómo va conformándose el Estado liberal, es decir, el Estado constitucional, y la posterior evolución hasta el Estado democrático liberal.
         En el origen, trataban de establecer el imperio del derecho (la ley) y el gobierno civil aportando razones que justificaran instituciones, tales como la propiedad o el parlamento. Las teorías del contrato social desafiaron el derecho divino de los reyes como origen y justificación del poder. Rousseau proporciona el primer argumento formal en defensa de la soberanía democrática.
Un siglo antes, Hobbes, el primer gran teórico del Estado moderno, reacciona al problema fundamental de la Inglaterra del siglo XVII, el mantenimiento de la unidad del Estado (amenazado por las guerras religiosas y por las luchas del poder entre el Parlamento y la Corona). En el Leviatán explica la constitución de un poder común, a través del cual se pasa del estado de naturaleza o de guerra de todos contra todos, al estado civil o de paz.
         Hobbes, explica que la soberanía que deriva del pacto de unión tiene atributos de la irrevocabilidad y la indivisibilidad. Por lo que soberano podía ser tanto un individuo como un grupo o asamblea, y por lo tanto, es posible sostener que en la teoría hobbesiana del pacto están incoados algunos desarrollos posteriores de la teoría democrática, aunque la intención prioritaria de Hobbes era proteger la libertad y la seguridad de los individuos  por medio de un gobierno fuerte. Por el contrario, el propósito fundamental de la concepción del  liberal Locke era resguardar la libertad y la propiedad contra el gobierno fuerte. En suma, el poder político debía ser limitado y controlado por los gobernados.
          El gobierno, escribe Locke en el Ensayo sobre el gobierno civil, sólo puede ejercitarse con el consentimiento de los gobernados; el pueblo confía su libertad y sus derechos, que por ley natural le corresponden, a un gobierno para que los proteja y defienda, pero al que puede revocar si incumple el pacto. Se comprende que la defensa del derecho a la vida, a la libertad, y a la propiedad como derechos inalienables, y el principio de separación de poderes como garantía de control y de equilibrio, sentarán las bases del Estado liberal. A partir de Locke surge la idea de que el gobierno legítimo es aquel que descansa en el consentimiento de la mayoría.
           El principio de que las diferentes funciones del gobierno deben estar separadas fue divulgado, en Europa, por Montesquieu impresionado ante el eficaz sistema de frenos y de equilibrios que funcionaba en Inglaterra. Los padres de la Constitución americana adaptan y modernizan esta doctrina de la tradición constitucional inglesa, introduciendo el principio de la representación, y el principio de la división territorial del poder o división vertical de los poderes , por ello, la Constitución federal estadounidense y en el caso concreto de la Constitución de Venezuela de 1811 es, de todas las constituciones modernas, la que más se acerca a la idea de pacto social deliberado como producto de las reflexiones intelectuales del siglo XVIII.
          El concepto de representación en concordancia con Burke (1984) se percibe como algo que el parlamento realiza por la nación como un todo. El deber de cada miembro del parlamento es razonar, deliberar y juzgar sobre el bien de la totalidad. Una élite,  los representantes deben descubrir y realizar el interés nacional. Expuso que el parlamento es la asamblea deliberadora de una nación, con un interés, el de la totalidad.
          Lo que caracteriza a la democracia representativa es que el representante goza de cierta libertad de decisión, representa los intereses generales de sus electores y no los particulares. El principio de representación es definido por Constand como el mecanismo más adecuado para salvaguardar las libertades individuales. En cuanto a la concepción liberal del Estado es esencial la preservación de la libertad personal, la libertad religiosa, la libertad profesional, la libertad de pensamiento, la inviolabilidad de la propiedad; además el rechazo a la soberanía ilimitada de cualquier poder y, por tanto,  también del de los representantes del pueblo. Por lo que se comprende que el derecho de los individuos y la justicia son límites que ningún poder de la sociedad puede traspasar.
          Para la tradición liberal la única forma de democracia compatible con el Estado liberal que reconoce y garantiza los derechos fundamentales, era la democracia representativa, en la que la competencia de hacer las leyes concierne al cuerpo de representantes en el parlamento elegidos por los ciudadanos. La teoría política liberal había completado el proceso de la limitación y el control del poder, iniciado en los siglos XVII y XVIII, con la construcción del Estado liberal-constitucional. El imperio del derecho, la igualdad política ante la ley y el derecho a ser juzgado, se complementarían durante el siglo XIX con la adquisición de los derechos políticos.
          El Estado liberal democrático se completa con la contribución de Stuart Mill. La función del gobierno es promover los interese conjuntos de la sociedad, y el gobierno representativo es la mejor forma de conseguir el objetivo. La función principal del parlamento es vigilar y controlar al gobierno; los representantes tienen la responsabilidad de hacer públicas las actividades del gobierno, y de criticar sus actos cuando así lo juzguen. En suma, los liberales creían en un orden político racional basado en la Constitución y promovido por gobierno de poderes separados, limitado con un sistema de verificación y contrapesos, configurada como una república representativa. En un sistema democrático representativo, el pueblo ejerce, a través de los diputados elegidos periódicamente por él, el poder de control último.
            El concepto de organización política que Occidente propone como modelo de forma de gobierno es el resultado dinámico de una historia compleja , que se inicia en Europa, en América y en Venezuela en el siglo XVIII, dando lugar a distintas tipos de instituciones democráticas con los principios siguientes: el imperio de la ley, la separación de los poderes, el origen electivo del gobierno, la universalidad del sufragio y de la elegibilidad como expresión del principio de igualdad, la garantía de los derechos fundamentales como limitación del poder y de la soberanía y finalmente, la idea de soberanía representada, opuesta a la democracia directa.
           Finalmente se señala que los sistemas democráticos actuales, además de ser sistemas representativos, también  son formas de democracia directa o semidirecta como proceso de iniciativa popular, el referéndum con varias modalidades y la revocación, que permite a los ciudadanos destituir a los cargos públicos por medio de una votación.
           Construidas sobre un marco nacional, las democracias actuales son liberales porque consideran al individuo y sus derechos. Son sistemas de gobierno representativo, donde nadie ejerce un poder absoluto, sin limitaciones, y en los que el pueblo soberano confía el ejercicio del poder a los representantes mediante el mecanismo de las elecciones periódicas. Basadas en libertades personales y libertad política, es decir, libertades en relación con lo arbitrario y libertad para participar en los asuntos públicos.
            Seguidamente se sintetizan las teorías modernas de la democracia, a saber, la teoría del elitismo competitivo, la teoría del pluralismo, teorías corporativas y teoría de la democracia representativa.
Con respecto a la teoría de elitismo competitivo, para demócratas realistas como Schumpeter (1971), la teoría clásica de la democracia tiene escaso sentido. En la práctica, la democracia representativa es un arreglo por el cual las elites adquieren el poder de decidir a través de una lucha competitiva por el voto del pueblo.
         La concepción  de Weber (1981) de la democracia, como representativa, más realista, sustentada en organizaciones de masas y centrada en las elecciones en régimen de sufragio universal, se centra en considerarla como un mecanismo eficaz para dar expresión a una pluralidad de valores y como el mejor procedimiento para producir liderazgo político.
Schumpeter (1971) explica el funcionamiento real de las democracias, concebidas como un proceso económico; aplica el pensamiento económico a la política: los votantes representan la demanda del mercado político, y los políticos y la burocracia representan la oferta.
         Por otra parte, la teoría del pluralismo es tanto una teoría empírica como normativa, o sea, describe cómo funcionan los sistemas políticos clasificados como democracias y defiende la libre competencia entre los grupos como el acuerdo político mejor que puede lograrse.
El poder, según Bobbio (1985), está disperso entre varios grupos de la sociedad, con fuerza diferente, representando intereses diversos, y el proceso de intercambio de esos intereses se realiza a través de los organismos gubernamentales.
         Dahl (1992: 267-268)), pluralista,  plantea su teoría de la poliarquía refiriéndose a las democracias reales. En concordancia con este autor, para que un orden político pueda clasificarse como poliárquico, deben estar presentes las siguientes instituciones de una manera efectiva.
-Cargos electivos para el control de las decisiones políticas.
-Elecciones libres, periódicas e imparciales.
-Sufragio inclusivo.
-Derecho a ocupar cargos públicos en el gobierno.
-Libertad de expresión
-Existencia y protección por la ley de variedad de fuentes de información.
-Derecho a construir asociaciones autónomas, partidos políticos y grupos de interés.
          Para establecer si es o no es un  proceso político democrático se exige los siguientes criterios:
-Existencia de una igualdad de base en el acceso al voto
-Igualdad de oportunidades de participación en las decisiones
-Igualdad de oportunidades en los procesos a través de los cuales se aprende a comprender que quiere uno, delimitación de los intereses, las metas y los valores
-Control final de los asuntos públicos y de las decisiones por los ciudadanos
        Finalmente, resalta  Dahl (1992:317) las condiciones más favorables para desarrollar las instituciones de la poliarquía. Son las siguientes:
-Los medios de coacción se utilizan para obtener el poder o mantenerse en él
-Se trata de una sociedad moderna, dinámica y pluralista
-La sociedad es culturalmente homogénea
-En la comunidad existe un consenso razonable en cuanto a las creencias y prácticas democráticas y entre los individuos dedicados a la política como activistas, militantes y dirigentes
-No existe intervención, influencia o control de una potencia extranjera que sea hostil a las instituciones de la poliarquía.
           En cuanto a las teorías corporativas, algunos autores defienden el corporativismo como un sistema en el que el gobierno concede el reconocimiento oficial a un número limitado de asociaciones de interés, que se traduce en un monopolio, en la representación de un sector de la economía ante las autoridades públicas. Dada la complejidad de la sociedad, y la recesión económica,  la idea central de la teoría corporativa es la necesidad de cooperación y de coordinación entre el Estado, el gran capital, los grandes propietarios y los sindicatos más importantes. La finalidad de tal sistema sería la consecución de los intereses nacionales.
          Para Held (1992: 261), investigador del corporativismo, en las sociedades capitalistas avanzadas, la relación entre el poder económico privado y poder económico del Estado ha sufrido modificaciones que están produciendo cambios en el funcionamiento de las democracias. Entre los cambios más significativos Held subraya la progresiva disminución del papel de las cámaras legislativas en su función de articulación de las políticas y búsqueda del consenso, y el incremento del proceso de toma de decisiones por los ejecutivos de las corporaciones, delegados sindicales y los altos cargos de la administración del Estado. Se comprende que esta consolidación de la ordenación corporativa sería la explicación de la proliferación de los movimientos sociales alternativos.
          Por último, bajo la concepción de la teoría de la democracia participativa se incluyen las contribuciones de varios autores, Sartori (1988) que coinciden en resaltar la necesidad de retomar el ideal de una participación ciudadana libre e igual en los asuntos públicos. No obstante, se encuentran propuestas distintas.
 La participación plena del individuo en la política nacional y local se entiende como un bien en sí mismo, que conduce al desarrollo de sentimientos altruistas y actitudes cooperadoras.
          He aquí algunos de los cambios institucionales que, en concordancia con Mansbridge (1991) teórico de la deliberación, se proponen:
-Potenciar el uso del referéndum para la toma de decisiones en los distintos niveles de la política.
-Nombramiento por el gobierno de jurados políticos, formados por individuos afectados por las políticas específicas. Su misión sería la de deliberar y aconsejar a los legisladores.
-Extender la participación de la vida política a otros ámbitos de la vida como el lugar de trabajo.
-Reforma del proceso de selección de los líderes de los partidos políticos y mecanismos de control que eviten la tendencia al predominio de las oligarquías en la vida partidaria.
-Modificación de las normativas electorales
            Sartori (1988:150) ha indicado algunos de los problemas ligados a la democracia participativa en sus variadas versiones:
-La cuestión de quien establece el orden de los asuntos y formula los problemas que deben someterse a referéndum
-El problema de la intensidad, de la autenticidad y de la eficacia de la participación en el autogobierno.
-La democracia sustentada en el referéndum establece un sistema de gobierno donde las mayorías lo ganan todo y las minorías lo pierden todo.
-Por último, la participación activa no implica un entendimiento competente de los participantes.  Una ciudadanía activa no implica ciudadanía sabia. Tener mucha información no significa estar bien informado. De lo que se comprende, no significa tener un conocimiento adecuado en el entendimiento de problemas cada vez más complejos.

Marisol Hernández. Dra. En Ciencias Políticas 2013.


Fuentes de la Democracia Moderna. Marisol Hernández

Pericles, treinta años después de la guerra contra Esparta, elegido para hacer la alabanza de los héroes muertos, dijo "... nuestra constitución no imita las leyes de los Estados vecinos, más bien somos los que establecemos la pauta a seguir y no los imitadores. Nuestra forma de gobierno favorece a los muchos en lugar de favorecer a unos pocos: por ello se le llama democracia.
Si examinamos las leyes, brindan igual justicia a todos en sus diferencias particulares; si atendemos a la posición social, veremos que el progreso en la vida pública depende de la capacidad y de la fama a que ésta da origen, y no se permite que las consideraciones clasistas interfieran con el mérito; tampoco la pobreza es un obstáculo, pues si hay un hombre útil para servir al Estado su oscura condición no es un impedimento.
La libertad de que gozamos en el gobierno se extiende a nuestra vida corriente. Lejos de ejercer una celosa vigilancia sobre cada uno de nuestros semejantes, no nos sentimos enfadados con nuestro vecino por hacer lo que a él le gusta, ni somos dados a dirigirnos esas miradas afrentosas que pueden sino injuriar. Pero esta soltura en nuestras relaciones privadas no nos convierte en ciudadanos ajenos a la ley.
Nuestra mejor salvaguardia contra la anarquía es nuestro respeto por las leyes, en especial por las que protegen a los perjudicados, ya sea que estén inscriptas en los estatutos o pertenezcan a ese código que, pese a no estar escrito, no puede quebrantarse sin deshora".
         Nuestros hombres públicos, afirmó Pericles, atienden a sus cuestiones privadas además de la política, y nuestros ciudadanos ordinarios, pese a sus laboriosas ocupaciones particulares, siguen siendo jueces probos en las cuestiones públicas. En vez de considerar la discusión como un estorbo en el camino de la acción, pensamos que es el paso previo indispensable para cualquier acción sensata.En suma, dijo Pericles, como ciudad somos la escuela de la Hélade (Tucídides, 1951, págs. 104-06).

Marisol Hernández- Abogada 

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