sábado, 28 de mayo de 2011

Construir la democracia-email.

En este artículo, se explica cómo pueden las redes sociales o la sociedad de la información y las nuevas tecnologías ponerse al servicio de la construcción, de la actualización y  del fortalecimiento de la democracia a nivel global. Se examina las nuevas fuentes y los instrumentos utilizados para fomentar la participación de los ciudadanos en las acciones de gobierno. Se resalta aspectos tales como: más redes de conexión de banda ancha a precios razonables, canales seguros de comunicación, ciudadanos formados e informados y alfabetizados tecnológicamente, digitalmente.
En el mundo actual, de globalización, de multidisciplinariedad, donde predomina el liberalismo y el individualismo, paradójicamente se observa  que todo está interconectado dentro de la sociedad de la información, o sociedad digital, marcada por nuevas realidades como el caos (entropía) informacional o la rapidez a la que se suceden los cambios en todas las esferas de la vida.
En la última década del siglo XX y en la primera década del siglo XIX,  se evidencia cómo las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s)- la unión de los computadores y las comunicaciones, que permiten transmitir, procesar y difundir información de manera instantánea- afectan a  todos los campos de la sociedad, de la política y la educación.  Desataron una explosión sin precedentes, forman parte de la cultura, impactan en las relaciones sociales de los jóvenes  y  se han convertido en el sistema impulsor de los países desarrollados produciéndose un punto de inflexión en la Red (Internet) caracterizado por la transformación de los usuarios en productores de información y la transmutación de la Red en un espacio de participación ciudadana.
Las causas de estos dos grandes cambios en la forma de gestionar los contenidos en la sociedad de la información son complejas. Las  TIC’s permiten la adquisición, producción, almacenamiento, tratamiento, comunicación, registro y presentación de informaciones, en forma de voz, imágenes y datos contenidos en señales de naturaleza acústica, óptica o electromagnética. Incluyen la electrónica como tecnología base que soporta el desarrollo de las telecomunicaciones, la informática y el audiovisual.
 Resalta el hecho de que la tecnología es más madura y accesible a los usuarios; las pantallas se han convertido en los principales proveedores de información-  teléfonos móviles, televisores, ordenadores, PDA’s o personal digital assistant o ordenador de bolsillo (con multitud de comunicaciones inalámbricas: Bluetooth, Wi-Fi, IrDA infrarrojos, GPS...), consolas de videojuegos- en los que la ergonomía y funciones han ido en incremento.  Hoy se ofrecen mayores y mejores servicios de valor agregado, existe una masa crítica de usuarios y consumidores, y por último, hay una mayor implicación empresarial y gubernamental ante el fenómeno colaborativo en redes sociales, asentándose la idea de que las empresas deben pasar de competir para mejorar a compartir para mejorar.
La transformación de los usuarios en productores de información y la transmutación de la Red en un espacio participativo está generando importantes cambios en todos los sistemas de la sociedad, incluido todo aquello que tiene que ver con la democracia.
Aparece un nuevo concepto: e-democracia o democracia email, distinto al de e-government (automatización de los trámites de los gobiernos), donde los ciudadanos ya no se conforman con una participación basada en el voto ante las urnas cada cierto tiempo, sino que sustentándose en las TIC’s participan en los procesos democráticos en todas su etapas y formas.
Este deseo de participación ciudadana (valor democrático) se sustenta en las bases de la sociedad de la información, donde los acontecimientos se han vuelto globales y las opiniones compartidas a través del Twitter, del Facebook, y donde la democracia (como sistema político de forma de gobierno y de convivencia) vive en todo el mundo un momento dulce frente a otras formas de gobierno autoritarias, totalitarias o no democráticas. Así, 2006 fue el año de la democracia en Latinoamérica con elecciones desde México hasta Chile, y desde Brasil hasta el otro lado de la cordillera: Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador. Las sociedades eligieron sin sobresaltos a sus representantes para que les gobernaran en su nombre y provecho.
Este impulso democrático latinoamericano coincidió con la buena salud financiera de la región -incrementos anuales del PIB en torno al 5,5 por ciento; la reserva de divisas latinoamericanas se elevó a 340.000 millones de dólares, el doble que hace 5 años, mientras que el déficit público de la región es hoy del 1,9 por ciento del PIB, la mitad que hace 5 años).
No obstante, y,  frente a este auge de la democracia, nadie duda que se viva en un mundo injusto donde se mantienen grandes diferencias de distribución entre ricos y pobres. Los países ricos cuentan con ciudadanos cada vez más viejos, mientras que los países pobres cuentan cada vez con ciudadanos más jóvenes. Y si la educación no llega por igual a todo el mundo, las TIC’s seguirán siendo una utopia,  una fantasía soñada para muchos ciudadanos.
Lo anterior expuesto, está provocando rémora, odio y trivialización de los fundamentos éticos y religiosos que han sustentado a la humanidad por siglos. Por otra parte, también está estimulando una nueva corriente de ciudadanos que, desde el uso pleno y profundo de la información, llevan la democracia a su plena  integración social de los grupos marginales desde las Nuevas Tecnologías, luchando contra el miedo y la miseria.
La información fidedigna se convierte así (y por tanto, la gestión de la documentación que la contiene, sea cual sea su soporte), en la base de creación de opinión y divulgación de ideas que recupere políticamente al ciudadano como sujeto activo de una democracia participativa, creando opinión pública y estilos en los adultos, y, modelos a imitar en los jóvenes.
Pero no se refiere sólo de convertir la democracia usual en tecnología, siguiendo por el mismo camino tradicional, sino abrir nuevos flujos de participación y presencia democrática de los ciudadanos que dejan de ser espectadores para pasar a ser actores comprometidos. Las Tecnologías de la Información e Internet, a través de los dos cambios ya indicados, han venido a potenciar esta transformación social, siendo su filosofía la denominada Planeta Web 2.0 (aplicaciones web que facilitan el compartir, la interoperabilidad, es inteligencia colectiva o medios fast food, es un e-book publicado en el año 2007) donde la puntuación o rating es el medio para jerarquizar y la folksonomy o "clasificación gestionada por el pueblo”,la forma de categorizar.
 Los instrumentos destacados son los foros electrónicos, los blogs, los wikis (sitio web cuyas páginas pueden ser editadas por múltiples voluntarios a través del navegador web), los videoblogs o los meneame (los usuarios envían y votan noticias). Las tácticas participativas van desde la coordinación de grupos, plataformas o colectivos, la contra-información y las prácticas flashmob o "multitud instantánea", hasta la realización de documentos digitales compartidos con informe crítico.
Para concluir, la democracia hay que actualizarla, practicarla, todavía quedan muchos recursos para que se  viva en una e-democracia plena. Hacen falta redes de conexión de banda ancha a precios razonables, canales seguros de comunicación (que resuelvan problemas de virus, phishing- delito de estafas cibernéticas por intentar adquirir información confidencial-, spam o correo basura o mensaje basura, etc.) y ciudadanos formados e informados en democracia; ciudadanos alfabetizados digital e informacionalmente (con habilidades de acceso y uso de la información que les permitan generar un conocimiento correcto para actuar con madurez en democracia).
Asimismo, se necesitan fuentes e instrumentos de participación democrática generados por las administraciones públicas y/o gobierno por y para los ciudadanos, donde se informe y se recoja la colaboración social (foros autonómicos, bases de datos legales, blogs de políticos e instituciones). Pero  la cuestión esencial es que todo el esfuerzo que el ciudadano realiza por participar y hacer opinión  deber ser considerado y tomado en cuenta en las acciones de los gobernantes, esto es, vincular ciudadanía y gobierno.
                                                        Marisol Hernández-Abogada