La convivencia
democrática y el orden en Venezuela. Marisol Hernández
Se
pretende dar a conocer, a la opinión pública, una visión de la coyuntura que
vive el país y el sentir de significativos sectores de la comunidad.
Igualmente,
se reafirma el compromiso con la defensa y promoción de los derechos
humanos, y poner al servicio de la
nación y la patria una experiencia en la labor cotidiana de armonizar en la
diversidad política, social y cultural del país, expresado el ánimo de aportar
al restablecimiento de la convivencia democrática y el orden en Venezuela.
Se manifiesta el respaldo y
apoyo al compromiso que se asumen con la
defensa y promoción de los derechos humanos, teniendo al respecto una
responsabilidad de fomentar una educación de los derechos constitucionales, específicamente los relacionados con la
diversidad política, cultural y social, de la justicia y la paz".
Como integrante de una comunidad
de conocimiento se reflexiona sobre la vida política, económica, social y cultural
de las universidades y del país. Es decir, los ciudadanos venezolanos se encuentran
conmocionados ante los acontecimientos que se han suscitado en Venezuela
durante los últimos tres meses; eventos que se iniciaron como manifestaciones
cívicas del descontento de sectores de
la población estudiantil por problemas que afectan a todos los que cohabitan el
territorio nacional, tales como la inseguridad, el desabastecimiento, la escasez
de divisas, de bienes, de servicios y la inflación, han degenerado en
formas violentas de protesta por una parte, y en una inhumana represión por
parte de la fuerza pública con el lamentable saldo de muertes, lesionados, detenidos,
situaciones de violación de los derechos humanos y vulneración a las garantías
y los derechos constitucionales, particularmente los consagrados en los
artículos 44, 46, 49, 50, 55, 57, 58, 68 y 109 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, pacto social que debe regular y limitar las
actuaciones de todos, el gobierno y la población.
La comunidad universitaria y
todos los sectores del ámbito nacional se encuentran de duelo por la muerte de
miembros de su comunidad estudiantil y de las fuerzas que resguardan el orden;
de duelo por la profundización de heridas sociales, políticas, económicas y actitudes
fratricidas. La negativa de algunos sectores radicales a establecer las
condiciones que la paz y el diálogo exigen, como son las muestras reales de
reconocimiento del adversario político y respeto mutuos, con el fin de
garantizar, la gobernabilidad y oportunidades a las generaciones futuras,
urgentes para la reconstrucción de la unidad social y la identidad nacional, es decir, la continuidad del proyecto
de país.
Se enfatiza, que la cultura que identifica a un pueblo no se
decreta sino que se origina en un proceso complejo y progresivo, tampoco se
decreta los comportamientos y conductas, siendo
la convivencia pacífica una de las que emerja o no según las acciones que promuevan todos los particulares
involucrados, en la esperanza de crear
condiciones para focalizar categorías específicas del bienestar y bien común, en el contexto de
la democracia.
Para concluir, los derechos humanos son derechos
culturales, desde la libertad de
expresión hasta la vida, y el compromiso es su promoción y respeto, y por
ende se exhorta a su garantía. Y por tanto, será posible tener una realidad
presente y un futuro sin la violencia. Se necesita mediar por la paz
que
requiere el país abriendo espacios para la sensibilización y
la socialización de las idóneas prácticas culturales comunitarias, desarrollando
acciones basadas en el humanismo, promoviendo y decretando valores democráticos
como el pluralismo, la tolerancia y la cultura de paz en pro del diálogo, discusión de ideas, la creación, la civilidad, la diversidad de criterios, que estructuran
el rasgo distintivo del patriotismo venezolano, el cual debe materializarse en
resultados concretos