viernes, 23 de diciembre de 2011

Participación democrática y liberalismo

Participación democrática y liberalismo

              El debate teórico en torno de la democracia desarrollado en las primeras décadas del siglo XXI, etapa histórica caracterizada por avances en materia de conocimiento y tecnología, resulta curioso, se siga fundamentando sobre  argumentaciones que se remiten a tiempos ancestros en pro de una mayor demanda de participación ciudadana en la toma de decisiones e implementación de un modelo de gestión de democracia directa, pues, la democracia así entendida, en tanto modelo puro, se concibe en el siglo V a.C., constituyendo Atenas su ejemplo práctico más paradigmático.

 Así  mismo, desde la visión  contraria, es decir, en la perspectiva crítica liberal, se cuestiona la vigencia y validez de un modelo, el representativo, que se percibía permanente, pero que, no obstante, ha evolucionado de un modo paradójico en contra de lo que sus fundadores pretendían con su instauración. Esto es, el control y la restricción del poder político con el fin de defender y garantizar la libertad y ámbito privado de los individuos.
Se comprende, pues, ello demuestra lo ilusorio de aquellos planteamientos, ya que, en la práctica el debate  muestra cuán equivocadas eran sus predicciones. Y es que,  resurge el dilema que siempre ha estado presente y que, permanecerá en el futuro. La cuestión a la que se refiere es, el objeto de estudio de la política, el poder: su titularidad, su ejercicio y su particular naturaleza. Por constituir éste un atributo intrínseco de las relaciones humanas, al igual que la razón en el individuo o la misma sociabilidad en el grupo. En este sentido, se percibe cómo la teoría política contemporánea  podría demostrar  la dinámica elitista que subyace en la práctica del gobierno representativo occidental. 

Ante tales evidencias, se viene configurando un  debate teórico  tendente a cuestionar la vigencia de tal modelo, representativo, por verse éste supuestamente afectado por una situación de crisis, si bien, la interpretación de la misma difiere en función del análisis de dos problemáticas divergentes: en tanto crisis de representación o legitimidad (óptica  neomarxista), o bien crisis de gobernabilidad (visión neoliberal).
Se configuran así, en este contexto,  dos corrientes analíticas opuestas: la primera opta por una mayor participación ciudadana en el ámbito de las políticas públicas con el fin de reforzar la construcción de una auténtica democracia directa. La segunda, sin embargo, propone un modelo limitativo del poder político al tiempo que maximiza la libertad individual, consistente en la formación de una democracia de Estado de derecho: Estado liberal. Así, se presencia la  restauración teórica de conceptos y modelos interpretativos clásicos cuyos principales referentes se sitúan en épocas y períodos pertenecientes al pasado, la Antigua Grecia y la Época Moderna, respectivamente. Se está, a nivel teórico, presenciando es el retorno a la historia, al pasado. Lo cual no debe extrañar, si bien, las condiciones de las sociedades actuales son radicalmente distintas, en tecnología y modos de producción, el problema central de la política, en tanto acción de las personas, sigue careciendo en la práctica de una solución final y definitiva. Esto es, la configuración del mejor régimen posible de ordenación óptima del poder político.

La interrogante central  sería la siguiente: ¿Cuáles son las razones que justifican la democracia como el mejor régimen político posible?   La respuesta a tal cuestionamiento deriva de la particular concepción acerca de lo que se considere el principal valor, a tener en cuenta, en toda sociedad: la igualdad (democracia) o la libertad (liberalismo). Así, en función de la primacía de uno u otro valor, se obtendrán sistemas políticos opuestos: Si el valor a tener en cuenta es la igualdad, en tanto participación en el poder político, la consecuencia será  la instauración de la democracia como sistema factible de gobierno, con la concepción teórica haciendo énfasis en   ¿quién debe gobernar? Por el contrario, si el valor fundamental es la defensa de la libertad del individuo, el modelo a seguir es el Estado  liberal que se centra en el ¿cómo se debe gobernar?

En suma, la paradoja, es que actualmente, la democracia, con sus mecanismos electorales, es concebida como forma de gobierno deseable e, incluso, como el único sistema legítimo a tener en cuenta en el contexto político ecuménico, a pesar de que su implementación práctica efectiva es minoritaria. Prueba de ello es la frecuencia con que tal vocablo es empleado por los intelectuales y clase dominante política sin apenas conocer su auténtico significado y consecuencias reales.
Marisol Hernández- Investigadora
Maracaibo, jueves, 23 de diciembre de 2012



viernes, 21 de octubre de 2011

POLÍTICAS PÚBLICAS UN POTENCIAL DE DESARROLLO. Marisol Hernandez

En Venezuela, el análisis de las políticas públicas es relativamente nuevo, en  los fines de ochenta, en el marco  de la adopción de políticas aperturistas en materia económica, de privatizaciones de los servicios públicos, de avances en la descentralización estatal y municipal y de transformaciones institucionales, en el contexto de  la Constitución de 1961- aparecieron trabajos de investigación relativos a la formulación, implementación (gestión), análisis y evaluación de las políticas públicas; algo similar ha ocurrido en América Latina. Héctor J. Zimerman opina: las políticas públicas han alcanzado en los últimos años en Latinoamérica un potencial de desarrollo, especialmente en lo relacionado con los aspectos teóricos, y la conformación de redes para estimular la investigación en el área.
Durante el siglo XX, en cuanto al origen, como punto de partida para el análisis de políticas públicas, se enfatiza el rol desempeñado por el Estado de Bienestar -Welfare State-, a partir de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la adopción, en ese momento, de un curso de acción o conjunto de políticas que responsabilizaron al Estado de la totalidad de la gestión social,  sin considerar lo no estatal de las tomas de decisiones del desarrollo. Se comprende, la expansión, planificación -formulación-de  las políticas públicas en América Latina está  asociada al Estado de Bienestar con  antecedentes en el Estado Bismarckiano alemán. Se percibe que se puede hacer coincidir la aparición de las políticas públicas con el Estado Bismarckiano cuando se estudia la posibilidad de extender la actividad del Estado a áreas donde su competencia era escasa o nula.
Las políticas públicas son declaraciones expresadas en las agendas de los gobiernos, son decisiones, cursos de acciones, son  representaciones de la acción pública que durante buena parte del siglo XX estuvieron centradas únicamente en la acción del Estado y sus aparatos; en los últimos años, en el contexto de la Constitución de 1999, se han considerado como relaciones, formas de enlace entre el Estado, el gobierno y los ciudadanos. Desde una perspectiva histórica-política, a cada tipo de Estado corresponde una modalidad de desarrollo de políticas que pueden sintetizarse de la siguiente manera:
Al Estado de Bienestar le corresponde una política de tipo  Finalizadas (determinadas) con las características de: a) el Estado tiene la función de ser el gestor director principal de la economía dándole al sector privado directrices para que no se extralimite en ejercicio de sus funciones. b) la préstación de servicios públicos o sociales es proporcionados por el Estado. c) el Estado es el responsable de la gestión social del desarrollo y garante de la equidad. D) el Estado no se limita a ser guardián del orden sino que tiene deberes y obligaciones sociales qué cumplir.
Al Estado Emergente le corresponde una política de tipo  Relacionales (interacción)    con las características de: a) el modelo económico trata de minimizar el Estado para que ejecute pocas funciones focalizadas en materia social. b) Se busca darle al sector privado herramientas para la competitividad de forma que se logren buenos resultados en materia de crecimiento económico y estímulo a la inversión. b) el Estado sigue siendo gestor-director de la economía, mantiene el control monetario pero sin imponerle límites excesivos al sector privado. c) El Estado se compromete con la aplicación de políticas de austeridad y liberación de los sectores estratégicos de la economía nacional con orientación exportadora. d) Lo que actualmente se verifica en el campo de la ciudadanía es un cambio cualitativo que va desde la ciudadanía comprendida como derecho hacia la ciudadanía realizada como mercancía. e) disminuye considerablemente el poder económico del Estado, desplazado por grupos económicos que se disputan licencias, servicios, tarifas, y mercado. f) se trata de un conjunto de políticas públicas más preocupadas por el producto (resultado, outputs) que por el proceso
La planificación y gestión del desarrollo con base en políticas públicas, en particular el surgimiento del enfoque de análisis de las políticas públicas como una manera de construir la agenda gubernamental, está fuertemente asociado al crecimiento del Estado de Bienestar, es decir, la acción política y la gestión social, en Venezuela ha llegado tarde, después de los años sesenta, y ligado a la aplicación del modelo neoliberal. En suma, como perspectiva de análisis, las políticas públicas permiten abordar el estudio de la acción pública desde aspectos disímiles como la definición de la agenda gubernamental, los modos de toma de decisión, la acción de las instituciones, el rol de las élites de la clase dominante, los análisis de gobernanza (incluyendo la participación ciudadana), la cuantificación de resultados, la aplicación de indicadores de gestión (eficacia-lograr el objetivo-, eficiencia –lograr el objetivo con el menor uso de recursos y menor tiempo, efectividad –mide el grado de satisfacción de los resultados)entre otros. 
 Marisol Hernández-Docente-Abogada
Maracaibo, viernes 21 de octubre de 2011

domingo, 25 de septiembre de 2011

Vicios de los Gobiernos. Marisol Hernández

El valor de la esperanza se traduce en escrutinios libres, transparentes con instituciones electorales, judiciales imparciales
En América Latina, y especificamente en Venezuela, los gobiernos no aprenden de sus errores, y los ciudadanos permiten que lo repitan una y otra vez.
Se señala diez (10) puntos que el académico paraguayo Benjamín Fernández Bogado describe en su libro ¿Y ahora qué? La eterna desilusión en América Latina para denunciar algunos vicios que los gobiernos comenten, y que son unas de las causas para que la ciudadanía tenga menos esperanza que la situación mejore.
1. No tienen proyecto para gobernar. Se hace de todo en las campañas electorales para ganar el poder, pero llegando a él, los gobernantes no saben qué hacer porque no tienen un proyecto de país. Utiliza al poder como un fin y no como un medio.
Desde las campañas, el candidato promete muchas cosas que sabe (y sabemos) que no podrá cumplir, pero no lo denunciamos porque también somos apáticos y permitimos que sigan divulgando mentiras.  
2. Gobiernan con un equipo de cuotas. Debido que el candidato, en su campaña, realiza compromisos a diestra y siniestra para llegar al poder, cuando gana debe pagar facturas a todos los que ayudaron, y una forma de hacerlo es compartir el gobierno mediante la formación de equipos con base en cuotas que no garantizan los mejores perfiles para enfrentar los retos principales.
3. Mandan pero no gobiernan. El gusto de los gobernantes por tener un equipo sumiso y dócil se impera a la conformación de un equipo de estadistas, con visión a largo plazo y que sepan decirle no al gobernante cuando saben que la decisión que pretende tomar tiene más perjuicios que beneficios.
4. Pierden la noción de la historia. Los gobernantes son recordados por lo que hicieron durante su mandato, y a la mayoría se le olvida, y no hacen nada (o hacen lo peor) y así son recordados.
5. Siempre buscan pretextos en lugar de soluciones. El primer año de gobierno lo dedican para culpar al gobierno anterior de lo mal que dejó las cosas, después culpan a alguien (o algo) del porqué no se avanza, ya sea al Poder Legislativo, a los gobiernos locales o federales, a los partidos de oposición, pero no asumen la responsabilidad que les toca. 
6. Utilizan un chivo expiatorio. La mayoría de los líderes populistas buscan un chivo expiatorio para depositarle la culpa de todos los males, pero en los hechos conviven de manera cordial con ellos. Hugo Chávez, presidente de Venezuela, en cada discurso defenestra contra el imperio norteamericano, pero tiene relaciones estables con dicho país en materia económica. Otros aluden a la mafia del poder, pero cuando son gobierno conviven con ellos sin ningún problema.
7. Están siempre en campaña. Foto aquí, foto allá, es la constante de los gobernantes. Invierten millones de pesos en los medios de comunicación para ser populares, gobiernan con la encuesta de cada lunes, aluden a los problemas en sus discursos, pero en sus acciones demuestran lo contrario.
8. Dar algo, pero dar. Despensas, láminas, cemento, becas, obras vistosas pero que no tienen impacto en el desarrollo del país, es la constante de los gobiernos. Puede pavimentar una calle y presumir la obra, aunque sepa que primero debió poner el drenaje.
9. Hablar bien del pueblo en público, pero lo desprecian en privado. Los gobiernos dicen creer en la ciudadanía, pero en realidad no lo hacen, como tampoco la ciudadanía cree en los gobernantes, y la relación de desconfianza no abona a la construcción de políticas programáticas para enfrentar los grandes problemas.    
10. Destruir instituciones en vez de fortalecerlas. La ambición de poder mina los avances de la democracia, pero siempre hay intentos de socavar la autonomía de las instituciones electorales, transparencia, derechos humanos, para convertirlas en cómplices, y no en  contrapesos.  
Es tarea de todos los ciudadanos, los comunicadores sociales, académicos, y sociedad en general exhibir los vicios, los errores de los gobernantes, castigarlos o premiarlos con nuestro voto, pero sobre todo, darle seguimiento durante su gobierno. No esperemos a que ellos cambien por sí mismos, a que no cometan sus mismos errores. Si no lo hacemos, todo seguirá siendo lo mismo, o peor.
 Marisol Hernández. Investigadora en Ciencias Políticas
 
Construcción de la Nueva Democracia

En las últimas décadas del siglo XX y en la primera década del siglo XXI se perciben  procesos que configuran lo que  podría reconocerse como un cambio de era, o cambio de visión civilizatoria o cambio de paradigma de la visión de la realidad. En este contexto, se pregunta: la era industrial nacida a la luz de la Revolución Francesa (1789), de la revolución científica y de la revolución industrial, está dando paso a otra era ¿Posmoderna? ¿Posindustrial? Actualmente el dilema es cómo se construye una opción superadora, cómo se construye la nueva democracia como forma de sistema de gobierno. ¿Qué  forma debería adoptar hoy “el gobierno del pueblo para el pueblo”? ¿Qué condiciones humanas deben desarrollar quienes serán los ciudadanos de esta nueva sociedad?
Surge así una nueva ciudadanía. Y se comprende que serán las escuelas, los liceos, las universidades, los sistemas de educación pública y educación privada los que tendrán que hacerse cargo de esta tarea, promoviendo valores democráticos.
En la sociedad del conocimiento, un rasgo de esta nueva era es la importancia que adquiere el saber científico tecnológico. Se percibe las tendencias indicadoras del ingreso en la “era del conocimiento”. Como dice Toffler (1995) “Todos los sistemas económicos descansan sobre una ‘base de conocimientos’. Todas las empresas dependen de la existencia previa de este recurso, de construcción social. A diferencia del capital, el trabajo y la tierra, aquél (el conocimiento) suele ser desdeñado por economistas y ejecutivos cuando determinan las aportaciones precisas para la producción. Y, sin embargo, este recurso es el más importante de todos.”
Se infiere que el conocimiento es el más importante porque es el más humano. Porque sólo conoce (aprende) el ser humano, pero también porque “el conocimiento tiene virtudes intrínsecamente democráticas. Tedesco (1995) opina: a diferencia de las fuentes de poder tradicionales (la fuerza, el dinero, la tierra) el conocimiento es infinitamente ampliable. Su utilización no lo desgasta sino que, al contrario, puede producir más conocimiento. Un mismo conocimiento, puede ser utilizado por muchas personas y su producción exige creatividad, libertad de circulación, intercambios, críticas constructivas, diálogo. Todas ellas condiciones propias de una sociedad democrática”
En suma, se entiende, entonces,  una “sociedad del conocimiento”, como una forma social superadora de las actuales, a condición de que el conocimiento  (que es la base) sea un bien que está disponible para todos. Esta podría ser  la nueva sociedad, la nueva ciudadanía en un contexto democrático. Se comprende mucho conocimiento al alcance de todos, distribuido de tal manera que garantice igualdad de oportunidades.
En la nueva sociedad del conocimiento, la educación hace la diferencia, es decir, la construcción de la nueva democracia, el surgimiento de la nueva ciudadanía se podría lograr a través de un sistema educativo- que promueva valores de participación, de responsabilidad, de pluralidad, de dialogo, de consenso con disenso- que sea el encargado de garantizarlo, al cual toda la sociedad le dé el mandato de hacerlo y los recursos para lograrlas.
Marisol Hernández.     Docente.

martes, 31 de mayo de 2011

La Construcción del Futuro (ensayo de opinión). Marisol Hernandez

El artículo del Dr. Ángel Lombardi Boscán titulado “Venezuela siglo XIX” hace referencia a los países de América Latina, y en especial a Venezuela,  los cuales viven fuera del tiempo, histórico real, que representa al siglo XXI, o más bien, donde el tiempo se ha detenido o involucionado en aspectos que miden la calidad de vida de la ciudadanía, esto es,  con urbanizaciones enteras y barrios consolidados con  prestación de servicios públicos, de agua,  poco  eficientes, de escuelas públicas y de hospitales de descolorido aspecto y de insuficiencia dotación, con gente que se organiza en autodefensas para evitar ser victima  de la inseguridad.
En mi opinión, el problema puede ser la carencia de un proyecto histórico definido, es decir, que logre estructurar su propia personalidad político-social y proclamar su identidad nacional y su especificidad cultural, como pueblo, y se tenga conciencia, no agónica, de una condición venezolana, de un particular modo de ser, de una idiosincrasia nacional y  de coherencia que sintetiza pluralidades.  De igual manera, se puede agregar el flujo inmigratorio que vino de Europa a partir de 1939 y de Latinoamérica (desde 1959) que se ha incorporado a esa conciencia emotiva y espiritual  que se llama identidad nacional (o conciencia de pertenecer a una comunidad humana con fisonomía bien determinada).
Se podría decir, esta preocupación la motiva el saber que la identidad está en crisis porque la ciudadanía ha perdido  o está perdiendo la noción de su lugar en la comunidad, la percepción de encontrarse en una encrucijada histórica dentro  de la cual hace crisis la noción de “lo venezolano”. La realidad demuestra que las ciudades se tornan inhabitables, se despueblan los campos, se malversan los recursos no renovables, se destruyen los monumentos históricos, se desintegran las relaciones humanas primarias, el ser humano pierde todo asidero vital.
            Se trata de un momento histórico caracterizado por el peligro y la amenaza. Por una parte, se constata la existencia de factores disolventes que desnaturalizan el ser  colectivo, y, por otra, la mayor amenaza que acecha al ser nacional es, precisamente la dependencia que caracteriza frente al mundo desarrollado, frente a los centros de decisión  económica y tecnológica del capitalismo mundial, se trata de desventaja crónica.   Dicha dependencia, la cual, por ser económica y tecnológica, es también cultural, incide masivamente en la cultura, crea una permanente situación de peligro para el carácter nacional.
            Existe otro problema, frente a las urgencias del presente, frente a la emergencia que implica la dependencia, se produce un tipo de población sin homogeneidad histórica y sin orientación nacional, con fallas gigantescas de estrategias demográficas, es decir, de desaciertos en la incorporación orgánica de la población inmigrante.
 Venezuela es, por naturaleza, país de inmigración. Pero lo grave es que sucedió sin plan, sin control suficiente, por carencia   de instrumentación eficaz, de dotaciones humanas y, lo que es más grave, porque no hay una política pública en torno a materia tan esencial para el destino del país. Frente al peligro que representa la precariedad de la conciencia cercada por acechanzas disímiles- entre ellas, la inmigración descontrolada-, se encuentra en el venezolano un generalizado sentido de desarraigo, el cual hace más conflictivo el panorama, impidiendo el resurgimiento de anticuerpos sociales que neutralicen la debilidad actual.
            Para concluir, se observa que los gobiernos de estos países, no hacen ni hicieron intento de predicción del porvenir, ni encajan dentro de la prospectiva técnica que sirva de fundamento a la construcción del futuro de esos países. No realizaron ni realizan un plan ni documento preliminar contentivo de aspectos tales como: tendencias previas en los procesos sociales, económicos  y políticos en las áreas claves (de infraestructura, vialidad, salud, educación, vivienda) a las que se irán introduciendo las modificaciones y los correctivos previsibles.
Se observa, la necesidad, de la nación, de definir un proyecto, mínimo, nacional. El momento electoral es fecundo en expectativas. Crear más de las necesarias es dañino y puede convertirse en frustración del país y del sistema. Se ha de confinar las promesas en el área de las posibilidades. La experiencia democrática ha sido fértil, y, no cabe duda, su capacidad creadora no está agotada. Cada partido, cada candidato, tiene derecho a anunciar su modo de ver y sentir el país. La ventaja del pluralismo (como valor democrático) es, precisamente, esta posibilidad de acumular y de juntar.
                                                          MSc. Marisol Hernández. Abogada

lunes, 30 de mayo de 2011

Día de Europa: 09 de mayo. Marisol Hernández

            El Día de Europa se celebra el 9 de mayo de cada año, en recuerdo de la misma fecha en 1950, cuando el ministro francés de Exteriores, Robert Schuman, hizo la célebre declaración que originó la creación de la primera Comunidad Europea: la del Carbón y Acero. Esta propuesta, conocida como Declaración Schuman, se considera el germen de la creación de lo que actualmente es la Unión Europea UE.
Con relación a la historia, en la Cumbre de Milán de 1985 los Jefes de Estado y de gobierno decidieron celebrar el 9 de mayo como el "Día de Europa". La designación oficial de ese día de Mayo, como Día de Europa, coincidió con el centenario del nacimiento de Schuman (1886), que junto con Jean Monnet (francés), Konrad Adenauer (alemán) y Alcide De Gasperi (italiano), son considerados los Padres Fundadores de la Europa Comunitaria.  El 9 de mayo se ha convertido en el símbolo europeo que, junto con la bandera europea, el lema y el himno europeo. El Día de Europa, es un símbolo exclusivo de la UE, a diferencia del la bandera y el himno que son símbolos de Europa por extensión. Esto se debe a que la declaración Schuman fue posterior a la creación del Consejo de Europa, de donde provienen los otros dos símbolos.
En lo referente a la celebración, a pesar de ser el único día de celebración oficial de la UE, en la práctica ninguno de los países miembros de la Unión organiza festividades conmemorativas de alto nivel, como las que se realizan con motivo de las fiestas nacionales de cada Estado. Sin embargo, en 2006 Francia organizo varias celebraciones que incluían la entrada libre al salón donde se pronunció el discurso, así como la iluminación del arco de Triunfo de París y la torre Eiffel con color azul.         La organización de correos públicos europeos PostEurop, imprimió un sello en homenaje al día Europeo que entro en circulación el 9 de mayo de 2000, coincidiendo con el 50 aniversario de la Declaración Schuman.
Cada año la Comisión Europea, publica un cartel promocional, que comprende un motivo diferente cada vez, acompañado de un lema referente a un tema de actualidad dentro de la UE. Muchos centros educativos festejan el 9 de mayo para hacer llegar a los alumnos la importancia de ese día en sus vidas. Los niños y jóvenes son los futuros ciudadanos de la Unión Europea, por ello cada vez más docentes participan con actividades e iniciativas que fomenten el europeísmo.  Destacan las celebraciones promovidas por el Proyecto Célula Europa que buscan la difusión de este día en el sector de la enseñanza.
La Historia de la Unión Europea hace referencia a los hechos políticos que han afectado a esta organización. La historia de los diversos Estados que la componen es tratada de manera separada dentro de cada país. La Unión Europea es una entidad geopolítica que cubre una gran parte del continente europeo. Se basa en numerosos tratados y ha sido objeto de ampliaciones que han llevado de 6 Estados miembros originalmente a 27 en 2007, la mayoría de Estados en Europa.  Sus orígenes se remontan al periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en particular la fundación en 1951 de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en París, tras la "declaración Schuman", y a los Tratados de Roma, el constitutivo de la Comunidad Económica Europea y el de la Comunidad Europea. Ambos organismos son ahora parte de la Unión Europea, que se formó bajo ese nombre en 1992.
              A partir de los años 1960, Bruselas se ha consolidado como la capital de facto de la UE, lo que ha llevado a la creación del denominado Barrio europeo de esta ciudad.
Marisol Hernández. Abogada. Docente

Importancia del Pensamiento Político. Confines de lo Político. Marisol Hernández

           Importancia del Pensamiento Político. Marisol Hernández
             El pensamiento político aparece en el proceso de desarrollo social, formado por las ideas, instituciones y asociaciones que caracterizan la vida espiritual del hombre. El Estado es la institución más universal y poderosa; allí donde existe la vida humana está siempre una organización, una autoridad y la fuerza que garantice el cumplimiento de normas fundamentales. Las teorías políticas expresan   tendencias, no principios absolutos,  que cuando se aplican en la práctica tienen en cuenta las circunstancias modificativas de la realidad. Son útiles como teorías  los conceptos políticos como  la soberanía absoluta de los Estados  o la igualdad entre los mismos.   

            Las  teorías políticas sostienen determinadas conclusiones, no demostrables, con referencias a derechos (humanos, democráticos, constitucionales) de los individuos o a la forma de gobierno mejor (democracia), y a la ética (conducta buena o mala). Representan el resultado de un proceso intelectual o de intuiciones emotivas. Asimismo, ofrecen discusión y reflexión para  plantear  problemas y definir las distintas  corrientes (liberales, socialistas, conservadoras). Si dan como resultado el mutuo respeto y la tolerancia mutua ya justifica al estudio  de los principios políticos. Reclaman el reconocimiento de ciertos valores (creencias) que orientan el comportamiento humano.

            Las  teorías políticas  son precisión, definición  estricta   del significado de los términos políticos de conceptos fundamentales como la libertad, independencia, democracia, nacionalidad. Además, examinan  el significado actual  de dichos  términos para que se produzca la debida claridad  y exactitud del concepto. Tienen importancia como auxiliares de la historia. Enseñan a percibir las creencias, valores y las esperanzas, la atmósfera intelectual del pasado y explican los motivos  íntimos   que  yacen por debajo de los movimientos y partidos políticos. Determina el carácter de las instituciones o reglas de juego y de los organismos o jugadores. Es esencial para el estudio de la política y las relaciones internacionales. Implica desarrollo intelectual                                
Marisol Hernández.     Docente.

















































Formación de Opiniones en Democracia

-Las opiniones que brotan de las ideas no son innatas ni surgen de la nada. Se distinguen tres (3) procesos: a) Las opiniones de las diferentes élites (económicas y sociales, políticas y gubernamentales, los medios de comunicación, los lideres de opinión y la masa del público). Descritas en el modelo de la cascada, formulado por Deutsch. Las opiniones discurren de arriba a bajo; b) el hervidero de opiniones que emana de la base; y c) las identificaciones de los grupos de referencia. Las opiniones de los individuos que componen,  en su conjunto, un público, se derivan de  identificaciones con variedad de grupos  de referencia; la familia, compañeros, de trabajo, religiosos, étnicos, identificaciones partidista y de clase. Tienen opiniones sin información, que ignoran la noticia. Se afirma, que se está ante la voluntad del pueblo no manipulada.
-Autonomía versus heteronomía de la  opinión pública. Se hace la distinción  entre: a) una opinión que es pública meramente en el sentido  que se encuentra diseminada entre el público (es un opinión hecha publica); y b) una opinión que, hasta cierto punto el público se ha formado por si mismo (es una opinión del público).
-Las condiciones que permiten la existencia de una opinión pública autónoma son dos (2):
a) un sistema educativo que no sea un sistema de adoctrinamiento; y
 b) una estructura global de centros de influencia e información plural y diversa.
Una opinión publica deriva y se apoya en una estructura policéntrica de los medios de comunicación  y el interjuego competitivo de éstos.
-La democracia electoral. Cuando se investigan las opiniones por el encuestador, hay que operacionalizar el concepto de opinión, como en la definición de Lane y Sears: “una opinión es una respuesta dada a una pregunta en una situación determinada. El significado de las elecciones: no determinan la política. No resuelven problemas; deciden quién habrá de resolverlos.  Dahl indica que “todo lo que las elecciones revelan son las primeras preferencias de algunos ciudadanos entre las candidaturas presentadas.             
Marisol Hernández.     Docente

Reconocer Valores Democráticos. Marisol Hernández

Se reconoce, que las  crisis económicas y políticas que se vive, la desconfianza entre las instituciones (reglas de juego) y los organismos (los jugadores) y la disminución de la calidad de vida con deficientes servicios públicos tienen como fondo: la pérdida de ideas o valores morales de orientación (respeto, justicia, tolerancia), y valores democráticos (pluralismo, responsabilidad, participación e institucionalidad), que ayudan a distinguir entre lo bueno y lo malo, lo noble y lo indigno, lo egoísta y lo altruista, lo justo  y lo injusto, es decir, se padece un debilitamiento del sistema de valores que sirven para orientar el comportamiento humano para decidir en libertad (ética y moral).
Hoy día, la democracia  es un sistema político ideal o una forma de gobierno, de administrar y organizar  el poder político de un país (sin totalitarismo ni dictadura),  permitiendo que la opinión pública (voces de todas las personas) sea escuchada y representada mediante elecciones. Sin embargo, existen   múltiples grupos: minorías, cuyas   opiniones no son escuchadas; se observa   grandes diferencias entre la teoría  y la práctica democrática.
Más allá, la democracia es una forma gregaria (social) de vida, de convivencia, cotidiana y diaria, entre personas de diversas culturas que optan por distintas posiciones ideológicas (liberal, socialista, conservador) pero tienen como meta el bien común  de la sociedad, que es el bienestar del pueblo, hacen acuerdo o pacto entre los miembros del grupo, facilitan el diálogo y el consenso, respetan el discenso y dirimen conflictos, se consideran  adversarios y no enemigos.
Se reconoce al pacto social (o contrato social de Rousseau) en la búsqueda del bien común y la importancia de la solidaridad en el ejercicio de la soberanía popular, como elementos   básicos en la construcción de una verdadera democracia. El que tiene el poder de decidir lo que es mejor para todos  se le conoce como poder soberano, históricamente ostentado por   una sola persona (monarca o dictadura) hasta por pequeños grupos o élites (aristocracia o partidocracia), hoy día reside en el pueblo mismo, a esto se le conoce   como soberanía popular.
Marisol Hernández
Docente. Abogada