Los modelos teóricos de políticas públicas
pueden ser clasificados en tres grupos: el modelo pluralista-racional, el
burocrático-estatal y el neocorporativista e institucionalista.
El
modelo pluralista-racionalista considera las políticas públicas como una
respuesta a las demandas sociales que se generan, y las organizaciones
administrativas como instrumentos que reaccionan ante las demandas, a través
del suministro de políticas que satisfagan dichas necesidades. La contribución
que la teoría pluralista realiza a la ciencia política es producto de la
conjunción de las teorías racionalistas que provenían de la ciencia económica;
de hecho, la racionalidad se convierte en el criterio preeminente de la acción.
Dos expresiones teóricas a destacar
del enfoque pluralista lo constituyen la teoría de la elección racional (public
choice), que presupone que los individuos se comportan y adoptan decisiones de
forma racional, que más le proporciones beneficios, y la teoría de la
racionalidad limitada que reconoce limitaciones en la capacidad de conocimiento
y de elección.
El
modelo burocrático-estatal centra su análisis en el papel de los burócratas
(funcionarios) y los expertos, ya que a éstos se le concibe como élites que
controlan las estructuras estatales. Dentro de este enfoque, y a pesar de las
divergentes aproximaciones filosóficas que suponen, se podría incluir el
neomanagerismo o neoweberismo, el neomarxismo y el estructuralismo.
Tanto el modelo corporativista como
el institucionalista vinieron a ofrecer una visón más completa de la relación
entre el Estado y los demás actores del sistema. A diferencia del modelo
pluralista en el que la relación fundamental se produce entre grupos que entran
en conflicto y que necesitan alcanzar compromisos, en el neocorporativismo la
relación se produce entre los grupos y el propio Estado. La reinserción del
Estado como elemento de análisis de las políticas públicas, que la corriente
behaviorista había eliminado de su agenda de prioridades dentro de la ciencia política (policy science), y el
interés por el estudio del Estado hará que emerja la aparición del
neoinstitucionalismo.
Se considera de nuevo el concepto de
política pública, ésta puede definirse como un programa de acción de una
autoridad dotada de poder político y de legitimidad gubernamental, que afecta a
un sector de la sociedad o bien a un espacio geográfico determinado. El
programa y las acciones que éste implica constituyen el núcleo central del analista
de políticas públicas, cuyo esfuerzo se caracteriza por la acumulación de
observaciones. Pero como acertadamente recuerda Th. R. Dey, una política
pública se compone de aquello que una autoridad pública decide hacer o no
hacer, puesto que en políticas públicas el no actuar se puede considerar como
una acción, actuación.
La política pública, más que de una
disciplina teórica se trata de una ciencia práctica para la acción, ya que su
objetivo es proceder a un mejor análisis del proceso de adopción (formulación
implementación) de políticas, de forma que permita establecer un diagnóstico
más acertado de la situación, y un mejor aprovechamiento de los recursos para
la consecución de los fines establecidos. De lo que se comprende, se hace preciso la distinción de dos componentes
de lo que se denomina análisis de políticas públicas (policy
analysis), que consiste en la identificación de las alternativas, opciones y de
los efectos que éstas pudieran producir, y el diseño de políticas (policy
design), que consiste en la adopción de una alternativa y el establecimiento de
los medios que permiten alcanzar el objetivo propuesto.
Se resalta, el análisis de políticas
públicas centra su estudio en los procesos de elaboración de políticas y
programas públicos de actuación. Tal planteamiento permite una aproximación
doble: la primera, la formación del proceso de políticas desde una concepción
global, compleja y sin la formulación de límites claros al proceso, ésta sería
la concepción desarrollada por Charles E. Lindblom, y el enfoque que separa las
diversas fases del proceso con la finalidad de proceder a un estudio
independiente de las diferentes etapas. Esta segunda perspectiva elaborada por
Harold Lasswell tuvo una mayor influencia en el análisis de políticas públicas,
asumiendo que el proceso de elaboración de políticas y programas es racional y
ordenado.
Marisol Hernández. Dra. en Ciencia Política
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