La grandeza de Mandela. Marisol
Hernández
El jueves pasado, 05 de diciembre
de 2013, falleció Nelson Mandela, ex presidente de Suráfrica, a la edad de 95
años. Es uno de los grandes humanistas del siglo XX. Luchó contra la forma de
convivencia de dos o más razas en un país, el apartheid, esto es, la dominación
por la raza blanca y la sumisión de las otras razas, en su país, de la negra.
En esta forma de organización social siempre los negros eran los súbditos, en
el sentido que Hannah Arendt le ha dado a estos, una masa de individuos que no
tienen capacidad de vivir individual y colectivamente con independencia y
conciencia de sus actos sociales y políticos. Un ejemplo en contra del
apartheid fue la organización política negra CNA, encabezada por Nelson
Mandela.
En discusión de asuntos como, por
ejemplo, los que habían acontecido durante la época nacionalsocialista,
incluido el genocidio de los judíos, gitanos, homosexuales y otros “enemigos
del régimen”, y específicamente, sobre cómo se había configurado el apartheid,
se llega a la conclusión de que esta forma de separación de las razas era
inhumana.
Además, este artículo tiene el
propósito de proporcionar una versión de la historia del África negra. Cuando
en 1972 se realizó el primer encuentro de científicos sociales africanos y
latinoamericanos en Dakar/Senegal, la labor de búsqueda incrementa el interés
por África. La visión de la realidad señala como el apartheid surafricano constituía la
más denigrante forma de organización de las sociedades africanas. Y en este
contexto reaparece el nombre de Mandela.
Se percibe que Nelson Mandela fue
el Mahatma Gandhi de África, especialmente de Suráfrica. Políticamente activo
desde muy joven, se dedicó a luchar contra el apartheid. Fue encarcelado varias
veces, la última durante 27 años en Robben Island frente al puerto de Kapstadt.
En los ochenta y noventa del siglo pasado, académicos, políticos, hombres de
negocio y otros intelectuales de la minoría blanca empezaron a comprender que
el apartheid era un régimen inhumano que no tenía futuro. Este proceso fue
fuertemente impulsado por el presidente Frederik Willem de Klerk, quien había
comprendido que la separación tan estricta de las razas era un impedimento del
desarrollo de la sociedad. Éste visitó y liberó
a Mandela en 1990 de su cárcel. El apartheid desapareció, el CNA fue
legalizado, De Klerk y Mandela recibieron en el año 1993 el Premio Nobel de la
Paz y Mandela fue elegido presidente de Suráfrica en 1994.
Para finalizar, se cita unas
frases que pronunció Mandela al asumir la Presidencia. “Ha llegado el momento
de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen. (…)
Contraemos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los
surafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin
ningún miedo en el corazón, seguros de
contar con el derecho inalienable a la dignidad humana”.
Se comprende, la figura y la personalidad
superior de Mandela que pertenece al futuro. Hay ciertos principios por los que
vivió, al igual que Bolívar, que la
libertad es un valor en sí misma, que es mejor morir por la libertad que vivir
en la esclavitud; que la organización
política de la libertad tiene su expresión en la democracia, pero que la
democracia debe encontrar el balance entre las exigencias de la libertad y las
de la estabilidad y la eficiencia, o se producirá la anarquía; que los
conflictos internacionales deben hallar su solución en una liga de pueblos libres
que dirima las controversias entre sus miembros a través de un tribunal de
justicia. Se tiene conciencia de la grandeza de Mandela.
Marisol Hernández. Dra. en Ciencia
Política . Maracaibo, 11 de diciembre de 2013
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